miércoles, septiembre 27, 2006

incredulidad

un crisantemo de jardín se ríe
ante las letras que -escritas a pulso en el papel-
intentan gritar y sólo respiran.
mis letras no hablan.
mudas de tiempo y de vida,
se rehusan a ser un gemido entre tantas lágrimas,
entre las pálidas vitrinas del almacén,
entre los vagones del tren cuyo polvo es cada día más grueso y mas distante.

mis letritas se resisten a abrir toda ventana
y a mirar por toda puerta.
mis palabras son entonces como un crisantemo,
vacías de viento
colmadas de aroma a día blanco.
un crisantemo sin raíz
que fue sembrado una noche sin tristeza en las tejas de un sótano,
que ya antes fue semilla esparcida en un techo subterráneo
y ahora se complace de ser sólo tinta multiforme.