jueves, julio 13, 2006

Syd Barret


(1946 - 2006)

Recuerdo la primera noche en que aquella persona me dijo "escúchate a estos loquitos". Recuerdo también que lo primero que escuché a consciencia fue Astronomy Domine y entonces me pareció un video muy muy grande y no lo volví a escuchar durante meses. Recuerdo que después, y luego de haber escuchado el Dark side of the moon compulsivamente, volví a escuchar la voz y las guitarras que me habían hecho alucinar. Esa voz, sobre todo, que no tenía idea de quién era, pero que me cautivaba por completo.
Syd, básicamente, me hizo querer el rock por primera vez. Me hizo cantar hasta el punto de las lágrimas The Gnome porque no podía creer que tanta simpleza pudiera romper al mismo tiempo los límites de la cordura, me incitó a pensar que Jugband Blues era la canción mejor hecha de toda la música que había escuchado hasta el momento e hizo que me c0nvenciera que tenía que seguir explorando canción por canción, nota por nota todo lo que el The piper at the gates of dawn contenía. No le agradezco a Barret por haber existido y haber sido en sus últimos días un anciano maloliente, calvo, sudoroso y muy probablemente todavía drogadicto. Le doy las gracias porque le dio a mis oídos infinidad de sensaciones, porque propició que una de las mejores bandas de rock existiera e hiciera cosas como Animals, A Saucerful of secrets o el Obscured by clouds. Le guardo un infinito respeto a su poca sanidad mental, y si creyera en dios es muy probable que hiciera 101 plegarias y oraciones por su alma. Como no, pues me dedicaré a escuchar sus letras mientras me tomo una cerveza y me fumo un cigarrillo en su nombre.

He dicho.

And brought me here instead dressed in red
And I'm wondering who could be writing this song.
I don't care if the sun don't shine
And I don't care if nothing is mine.
(Jugband Blues, 1968)

***


Debo decir que también me duele profundamente la muerte de Oscar Moro, el batero geniesillo de La máquina de hacer pájaros, el corazón de Color Humano y la pieza impresincidible de Serú Girán. Todas bandas que me han acompañado en momentos tétricos y de euforia absoluta también. Lo quería mucho, con el alma tal vez.