sábado, mayo 06, 2006

Faroles de lava

Un paladar se siente, se mira,
se descubre.
Toca una lengua y la aniquila,
la deshace,
se deshace.
Mientras tanto la impregna de sal,
de dolor
y de sombras del caos final.

Hay un dedo que se posa
sobre él,
que surge del fango de los zapatos,
causándole el cosquilleo
que cualquier otro paladar podría sentir
y cualquier otro dedo podría causar. Semilla.

Hay unos labios insensibles en la superficie.
Un par de mejillas que se sienten
y me sienten desde lo más profundo del ser.

Ningún fragmento de piel puede contemplar el todo,
el todo insufrible,
el todo que solloza,
que se ve sí mismo como un todo
y se resigna a no ser nada más.

Suena: nada