martes, diciembre 19, 2006

unspeakable I

Hay raíces que atan a las personas que caminan, que las obligan a ser como sus propios pasos: lentas y fúnebres. Pero hay personas que, lejos de caminar atadas a la distancia marcada por sus propias piernas, son capaces de sembrar otro tipo de plantas en la fertilidad que le es dada a la tierra donde crecen. Hay personas que pueden "escalar el viento", hay príncipes de madera o de la textura de los pétalos de esas flores que no han nacido todavía. Hay héroes de color que caminan despacito sin incomodar y sin hacer tanto ruido, héroes de papel coral cuyos pasos no se tocan, no se pueden tocar. Entonces llega un día en que se vuelven reales. Entonces el día vuelve a ser día... el sol renace ante los ojos de la gente y todo vuelve a empezar como un arcoiris que siempre fue sólo un reflejo en el agua y que de repente un día se vuelve de cielo. Los héroes son reales y caminan por la noche como si la travesaran con sus armas; a veces se vuelven de hielo y terminan derritiéndose y siendo agua derramada en el asfalto... porque no existe lugar, no existe forma real ni espacio del mundo donde el héroe con espadas de bronce pueda ser feliz. Porque su lugar es otro, su lugar es pasajero y tenue como el color de las poinsetias, su lugar es un eterno no-lugar que cambia por naturaleza y que jamás puede ser uno mismo sin ser muchos y ser ninguno.

El héroe camina y descubre el mundo a su callado paso. El héroe de color aguarda bajo los gruesos árboles que rodean al planeta, y entonces tiene que dejar de ser real, tiene que volver a ser el que alguna vez fue, tiene que volver a ser de papel coral y de pasos intocables.