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el centro del centro es la ausencia
soda stereo
No hay distancias, no hay letras, se pierde el movimiento, no quedan lugares ni fragmentos de vida. El tiempo se cae y se desliza por una superficie regular sin inicio ni límite. Así se ve el panorama desde atrás de mi ojos, es desde allí que observo al resto del planeta en su mutismo irreversible. No hay dentro, no hay afuera. No existe más, verdaderamente nada más, y los olores vuelven a ser refugios momentáneos que postergan la llegada de la nada, de lo oscuro, del absoluto que se aproxima. El vacío de una caída sin inicio, una caída tenebrosamente blanca y hermética que nunca termina, pero que tampoco ha empezado jamás.
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