De meranisismos
Estudié en el merani durante diez años y medio. No puedo decir que me avergüenzo o me arrepiento de haber pasado los mejores años de mi infancia allá, pero tampoco siento pena por haberme retirado faltando 4 meses para el grado. Y la razón es muy simple: no pude soportar que un señor decidiera si yo me graduaba o no por presentarle la tesis que quería escuchar, para alabarle a su colegio, para seguir contribuyendo con su egocentrismo insulso. El director de este colegio sencillamente me parece un individuo con la capacidad de generar odio y amor intensos, toda una diva dirían por ahí. Sin embargo, yo no lo odio ni lo amo, me parece sencillamente que su prepotencia dañó al colegio, que su afán de reconocimiento y de dinero opacó las ideas que cimentaron su proyecto, que de sus fundamentos pedagógicos queda muy poco.
Al señor del que hablo le cuesta reconocer al otro como portador de buenas ideas si éstas de una u otra forma no le convienen a él y a su auto-concepto. Las discusiones en un principio académicas pasaban por su boca y se convertían en peleas personales y en ofensas sin sentido. Un colegio puede ser lo que sea, puede manejar una concepción de la pedagogía totalmente innovadora, pero no puede poner eso por encima del criterio del estudiante basándose en el argumento de la genialidad y el espíritu innovador del mismo proyecto pedagógico.
Es contradictorio y poco agradable darse cuenta que el colegio que dice respetar las posturas críticas de cada uno sea, en algunos casos, un atentado total contra esas mismas posturas. No hablo en ningún momento de todos los profesores (muchos grandes maestros han pasado por allá), sino, en general, del director, y de los patiños que están a su servicio. Sé que estoy y estaré segura de la decisión de no dejar trapear el piso más con mis ideas, de no agachar la cabeza y aceptar que él es el que tiene la razón. Afortunadamente no pude convencerme ni rendirme ante la idea de que el proyecto educativo que maneja el merani debe estar por encima de cualquier otro intento de aproximación al conocimiento, y básicamente por eso no tuve reparo en despreciar mi cartón de bachiller.
Es contradictorio y poco agradable darse cuenta que el colegio que dice respetar las posturas críticas de cada uno sea, en algunos casos, un atentado total contra esas mismas posturas. No hablo en ningún momento de todos los profesores (muchos grandes maestros han pasado por allá), sino, en general, del director, y de los patiños que están a su servicio. Sé que estoy y estaré segura de la decisión de no dejar trapear el piso más con mis ideas, de no agachar la cabeza y aceptar que él es el que tiene la razón. Afortunadamente no pude convencerme ni rendirme ante la idea de que el proyecto educativo que maneja el merani debe estar por encima de cualquier otro intento de aproximación al conocimiento, y básicamente por eso no tuve reparo en despreciar mi cartón de bachiller.
Ya no debería importarme el lugar aquél, al fin y al cabo estoy estudiando lo que quiero y me siento perfectamente bien así, lejos, pero es que mis mejores amigos son meranistas y el merani en general me persigue por dondequiera que voy, por lo cual no está demás dar una pequeñita opinión acerca de eso. Igual, seguramente después de hoy cierre ese tema y deje el tema atrás, como debe ser.
Suena: Aurora - Björk [llevo dos días escuchando a esta mujer sin parar]
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